Después de las vacaciones de verano comienza la famosa “ adaptación ” a las escuelas infantiles, a los centros escolares y al trabajo. Es como le llamamos al periodo en el que tanto el cuerpo como la mente, tiene que habituarse a cambios.

¿Y LOS PADRES, también tenemos periodo de adaptación?

Pues sí, y además es el más importante dentro de la rutina familiar, ya que, la manera como la vivamos, va a influir en toda la dinámica.

Está claro, y la mayoría de escuelas infantiles ya lo tienen por norma, que los más pequeños, tendrán una semana con escasas horas en las aulas, para que su adaptación sea la mejor posible. Sin embargo, los padres, tenemos que habituarnos a un cambio de horarios, rutinas y conductas, bruscamente, y esto a veces nos pasa factura.

Preparar lo que los peques tienen que llevar al cole, conseguir vestirnos por las mañanas con ellos danzando, vestirlos a ellos, que desayunen, que comprendan que tenemos que irnos….. puede provocar que estemos desencadenando un estrés añadido al hecho simplemente de ir a un nuevo centro.

Corremos y corremos desde que nos levantamos, repetimos una y otra vez “tenemos prisa” “ahora no toca jugar”… cuando hemos estado varios meses descalzos, solo con un pañal y sin peinar.

 

Por eso, nosotros también necesitamos un periodo de adaptación

Ese periodo de «nuestra adaptación», no puede ser tampoco de un día para otro por mucho que nos planifiquemos los tiempos y creamos que todos van a cumplirlo. Si somos optimistas y lo pensamos, la vuelta a la rutina creará ansiedad en nosotros y por lo tanto en los niños, llorarán al ponerse la camiseta, al desayunar, al subir al coche… y por lo tanto al entrar en un aula.

Si somos realistas y aunque tengamos algo planificado, dejamos que ellos se tomen sus tiempos, habrán menos situaciones ansiógenas y eso beneficiará la entrada a un aula.

Con ello, no quiero decir, que no hayan lloros, cobflictos o rabietas, pero evitaremos un ingrediente más llamado ansiedad parental.

 

Si como yo, quieres que el periodo de adaptación de tus hijos sea lo mejor posible, permítete adaptarte tu también.

Si las primeras semanas no desayunan lo previsto, van sin peinar o no llegas a tiempo, respira, vive ese momento como pasajero porque esa rutina cambiará, pero recuerda que lo importante del día, viene después de salir de casa, y que la experiencia que vivan depende en gran parte, de cómo tú, respondas a esas situaciones.

¿Cuándo hay que ayudar  a un niño que parece que no se adapta?

Como hemos comentado, gran parte de la adaptación, depende de factores externos al niño, por lo que consultar a un especialista para mejorar este proceso cuando parece que no avanza, puede hacerse desde el inicio. En nuestro equipo, acompañamos a niños con o sin diagnóstico en este proceso, tanto para dar pautas a los padres, como para trabajar algún aspecto concreto en determinados diagnósticos.

Sea como sea, vive este periodo absorbiendo experiencias porque esto pasará y lo recordareis toda la vida.

 

Sheila Alcaraz

Psicóloga y Coordinadora

Instituto Alcaraz