Mas rabietas, negativas constantes e incluso demasiada actividad, son las conductas que nos comentan. Además, siempre salen referencias a comentarios de abuelos, tios, compañeros del colegio…. Un proceso complicado tanto para padres como para hijos.

¿Cómo les comunicamos que vamos a separarnos?
En muchos casos, los niños que ya conocemos en la consulta, van a cambiar de situación familiar, y es más sencillo orientar a los padres. La mayoría de ellos, debido a la confianza que tienen en su psicóloga, nos piden que seamos nosotras las que le informemos al menor, no obstante enseguida comprenden el porque no lo hacemos. Es un proceso que comienza desde el comunicado de la decisión, y el “como” se lo decimos “quien” y “que decimos”, influirá en el duelo.

Otras veces, se trata del motivo de consulta “nos separamos y no sabemos como decírselo”, y otras, en cambio, el motivo es un duelo “enquistado o mál gestionado”, que está influyendo en su vida diaria.

Lo que si sabemos desde que los adultos toman la decisión de separarse, es, que toda la familia (incluido abuelos) va a comenzar un duelo de separación y cambios a los que van a tener que adaptarse, y esto lleva su tiempo. Los padres, no solo llevan a sus espaldas el cambio de rutinas, separación de una persona .. sino que también tendrán que gestionar la salud emocional de sus hijos, quizá en muchos casos, demasiado para gestionar adecuadamente en tan poco tiempo.

¿Quién comunica que nos separamos?
Debemos sentarnos en familia y comunicar nuestra decisión, siempre y cuando creamos que a corto plazo no van a haber cambios de nuevo.

¿Qué les decimos?
No es tarea sencilla comunicar una noticia a los que más quieres, de algo que supones “negativo”. Las emociones que transmitas, serán las que absorban los más pequeños. Debemos mirar a través de sus ojos y no de la rabia, rencor o enfado de los nuestros propios. Transmitir tristeza puede ser adecuado, transmitir ira o mentiras no lo es.

A menudo oigo en consulta que los peques me cuentan que sus padres se han separado por el trabajo, porque papa o mama tiene un nuevo novio, o porque ya no se quieren. Es decir, mentiras, que ocasionaran que no confien en nosotros. Rencores, que transmitiendólos, desenvocarán hacia un tercero, o simplemente frases “demoledoras” que crearán el pensamiento de que papa o mama pueden dejar de quererme a mi.

¿Cómo actuamos días posteriores?
La separación de los conyuges es complicada, aunque incluso hayamos tomado la decisión los dos adultos. Cambios de horarios, vivienda, algún reproche, falta de sueño… muchos factores que influyen en nuestro estado anímico y por lo tanto en como nos relacionamos con nuestros hijos. Todo cambia de un día para otro.

Por no hablar de las personas de nuestro alrededor. Preguntas, comentarios inapropiados, viistas… siempre con el objetivo de ayudar, pero quedando muy lejos de ello.

Por ello, vamos a concretar unas claves :

¿Cómo les comunicamos que vamos a separarnos?
-Sentaros en familia, lo seguiréis siendo para vuetsros hijos aunque vivais separados.
-Apoyaros en los comentarios
-Elegir un momento de juego y descanso, no tengas prisa

¿Quién comunica que nos separamos?
-Los padres, sin duda.
-Debeis hablar ambos para que vean que es una decisión que habéis tomado conjuntamente

¿Qué les decimos?
-Solo la información que necesitan y la que nos requieran
-Evitar frases negativas “ya no vamos a vivir juntos”
-Evitar las culpas , no es necesario que sepan el motivo de acabar con una relación íntima.
-Evitar frases que pueden dar lugar a malos entendidos “no nos queremos” “¿entonces puedes dejar de quererme?
-Ponle ejemplos según la edad, haciendo comparaciones de las emociones

¿Cómo actuamos días posteriores?
-Dar espacio para preguntas y expresión emcional
-No dar más información que la que requieran
-Continuar con la rutina diaría de los niños (actividades extraescolares, colegio…)

Tener conciencia de que es un proceso que pasamos las familias al completo, nos ayudará a gestionar y comprender los comportamientos.

Sheila Alcaraz
Psicóloga y coordinadora Instituto Alcaraz